La necesidad y màs aùn la urgencia en alcanzar acuerdos o coincidencias mìnimas para enfrentar los grandes o menores problemas nacionales nunca està en discusión. Si bien en todos los ámbitos se requieren compromisos entre los factores principales de las crisis, cuando èstas asumen màxima gravedad se hacen por supuesto màs que indispensables y se convierten en problemas de vida o muerte. Eso ocurre en la Venezuela de la cuarentena de Covid 19. Desde hace veinte años se cancelò prácticamente la vìa del diálogo para la convivencia política y ciudadana, lo cual explica el agravamiento de los problemas económicos y sociales hasta los extremos actuales de conformar una verdadera tragedia que despierta el interés de las instancias internacionales.
ACUERDO INCLUSIVO
De esta manera, màs que apelar al famoso diálogo -ya convertido en una muletilla inútil de la dirigencia política-, se impone directamente el “acuerdo inclusivo” que incorpore a instituciones y personalidades directamente en la búsqueda de consensos y posibles soluciones a favor de la comunidad y no para el regocijo o la burla de un liderazgo que se autocomplace frente al espejo. En los últimos días se han hecho dos importantes llamados al orden en este sentido. La Conferencia Episcopal (institución con el mayor reconocimiento nacional) exhorta a una búsqueda de caminos con participación de todos los sectores; y lo mismo ha hecho Fedecàmaras, que bajo la conducciòn de Ricardo Cusano sin alejarse de su lìnea crìtica, aboga por salidas pragmáticas y consensuadas ante el fracaso de los cansones y fastidiosos diálogos turísticos de oposición y gobierno.
Tambièn en la misma dirección se inscribe el compromiso firmado por los representantes del Ministerio de Sanidad y de la Asamblea Nacional que preside Juan Guaidò conjuntamente con el vocero de la Organizaciòn Panamericana de la Salud (OPS), para administrar y coordinar la ayuda internacional en la lucha contra el coronavirus, aunque el gobierno reconozca a la AN que dirige Luis Parra. Una decisión que en este caso tiene que ver con un asunto que afecta a la sociedad en su conjunto y no sòlo a los intereses parciales de partidos que abusan de una representaciòn mayoritaria que no siempre està avalada por el voto popular.
CAMBIA EL MUNDO
Como se ha dicho, la postpandemia del Covid 19 cambiarà al mundo en buena medida y en particular en la manera de hacer y practicar la política y el ejercicio del poder. Una brutal y silenciosa enfermedad que permanecerá en el tiempo a despecho de vacunas y esfuerzos sanitarios y que impone una reprogramación en ciernes en todos los òrdenes. SI esta realidad supone cambios de diversa naturaleza y esencialmente en el plano político, en el contexto venezolano el reto es aùn mayor, toda vez que sus cùpulas políticas no han sabido distinguir ni respetar en dos décadas los espacios propios de la colectividad y aquellos que legítimamente también ellas deben ocupar. No es por casualidad que en todos los recientes sondeos de opinión la mayoría de los encuestados dicen no sentirse representados por dirigentes que superponen sus intereses sectarios a las exigencias y reclamos de las mayorías. ¿No es insólito acaso que un líder que aspira a conducir la naciòn se oponga al ingreso urgente de gasolina al país porque a PDVSA la quebrò su contricante?