El domingo 6 de diciembre los venezolanos están citados nuevamente para concurrir a las urnas de votación. En este caso se trata de elegir los 277 diputados que integrarán la Asamblea Nacional que constitucionalmente deberá instalarse el 5 de enero del próximo año. El 12 de junio de 2020 el Tribunal Supremo de Justicia, luego de una vacante provocada por el disenso entre dos directivas del órgano legislativo como consecuencia del conflicto planteado en enero de ese año para la escogencia de los nuevos directivos de la Cámara, procedió a designar a los cinco rectores del organismo: Indira Alfonzo (como presidenta en sustitución de Tibisay Lucena con varios años de ejercicio) Rafael Simón Jiménez, quién se separó posteriormente, siendo sustituido por Leonardo Morales Poleo, Tania D´Amelio Cardiet, Gladys Gutiérrez y José Gutiérrez. La escogencia del equipo rectoral, fue producto de un acuerdo previo entre representantes del oficialismo y de la llamada Mesa de Diálogo Nacional, que implicó la incorporación de dos funcionarios de militancias opositoras para establecer un equilibrio necesario, en función de la transparencia del órgano que hasta ahora había sido cuestionado como un virtual instrumento de Miraflores.
Sobre estas bases se abrió el proceso de inscripción de los aspirantes a diputados mediante la presentación de planchas o postulaciones individuales que sumaron, 6.480 postulados nominales, 4.783 postulados a listas regionales y 2.096 postulados a la lista nacional, que en total suman 14.400 candidatos, para los comicios se habilitaron a 107 partidos políticos. De ellos, 30 son nacionales, 53 son regionales y hay 6 organizaciones indígenas nacionales y 18 regionales.
Como se sabe el sector opositor del G-4 que reúne Primero Justicia, Voluntad Popular, Un Nuevo Tiempo y Acción Democrática, ratificó su decisión de no participar siendo congruente con la línea asumida en la elecciones presidenciales del 2018, mientras ahora surgieron alianzas de nuevas organizaciones originadas por desprendimientos de las estructuras partidistas tradicionales y el surgimiento de propuestas de la sociedad civil. Entre ellos destacan, los movimientos: Comité de Organización Política Electoral Independiente (Copei), Avanzada Progresista, Cambiemos, Esperanza por el Cambio y un sector de Acción Democrática (AD). En el campo del oficialismo se encuentran el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), Patria Para Todos (PPT) y Tendencias Unificadas Para Alcanzar el Movimiento de Acción Revolucionaria Organizada (TUPAMARO), el resto de partidos que forman la coalición del Gran Polo Patriótico, como se denomina, es una alianza para el cambio, Por la Democracia Social (Podemos), Movimiento Electoral del Pueblo (MEP), Unidad Popular Venezolana y Organización Renovadora Auténtica (ORA).
VOTO Y ABSTENCIÓN
A raíz de la crisis política generada, luego de la elección de la actual AN el 5 de diciembre del 2015, el país ha entrado en un alto nivel de conflictividad y se ha reforzado en sectores críticos el planteamiento de la legitimidad de Maduro (Luego de su reelección en 2018 y agravada con la estrategia de la “Operación Libertad” encabezada por Juan Guiado desde enero de 2019) lo que hace que la próxima escogencia sea de antemano desconocida por un sector importante del país que considera que una victoria del madurismo implicaría una profundización ideológica del proyecto original del chavismo.
Ello explica que instancias internacionales como la OEA y la Unión Europea, cuestionen la realización de los comicios y de antemano anuncien la ilegalidad de su resultado. Por su parte el oficialismo, ha desarrollado una intensa campaña para incorporar a nuevos sectores sociales, en especial jóvenes y mujeres en sus planchas con lo que procura que de resultar electos se produciría un cambio significativo en la composición política del poder legislativo. Ello podía contribuir al desplazamiento por iniciativa propia de buena parte de la dirigencia opositora conocida y la emergencia de nuevos actores independientes ajenos a la severa disputa de los últimos años. En todo caso las elecciones del 6-D copan el interés y preocupación a favor o en contra de la población venezolana que manifiesta cada vez más su distanciamiento de las cúpulas partidistas tanto del oficialismo como de la oposición y que consideran que la prioridad tiene que ser la tensión urgente a la grave crisis que afecta a los venezolanos.