La reciente designación del Consejo Nacional Electoral por la Asamblea Nacional luego de negociaciones entre gobierno y oposición se considera un primer paso para el necesario acuerdo nacional.
El miércoles 5 de mayo se formalizó por la Asamblea Nacional la designación del Consejo Nacional Electoral (CNE) que estará al frente de los procesos electorales durante siete años. Un nombramiento que despertó atención e interés en el plano nacional y también internacional. En buena medida la conflictividad política del país tiene un punto nada despreciable en la duda y desconfianza sobre la transparencia del acto electoral heredada del traumático referendo revocatorio de 2004 el cual ratificó el mandato de Hugo Chávez pero propició señalamientos de fraude e irregularidades por la entonces plataforma unitaria de la denominada Coordinadora Democrática y que hubo de convertirse en pretexto posterior para la estrategia abstencionista de los principales partidos críticos. Pese a los cambios ocurridos en la composición del organismo y las victorias obtenidas por la oposición, en especial el triunfo parlamentario en diciembre de 2015 que puso en sus manos el poder legislativo,, en la consultas siguientes se ha ampliado y reforzado la denuncia de fraude, la cual es asumida también por sectores de la comunidad internacional como Estados Unidos y la Unión Europea que incluyen el tema de “elecciones transparente y confiables” como un elemento necesario para un acuerdo nacional con apoyo externo.
LOS NUEVOS RECTORES
El CNE anunciado y ya en funciones fue seleccionado por la AN como establece la ley y previo a un proceso de postulaciones abiertas, y luego revisadas por el organismo legislativo. Los nombres fueron también considerados por la dirigencia oficialista y en este caso también por factores opositores como la Mesa de Diálogo Nacional, sectores del llamado “G-4”, ONGS y organizaciones de la sociedad civil, y además con nuevos nombres de sus principales rectores. Todo ello, sin duda, marca una diferencia con la escogencia y conformación del ente rector en los años recientes. Los cinco miembros principales son: Pedro Calzadilla (historiador, exministro de Educación y profesor universitario) como Presidente Enrique Márquez (dirigente del opositor Un Nuevo Tiempo, exvicepresidente de la AN antimadurista) Vicepresidente, Tania D´Amelio ( ratificada en el cargo y militante del PSUV), Alexis Corredor (Liga Socialistas aliado del madurismo y exconstituyente en 2017) Roberto Picón (técnico electoral, opositor radical, acusado de subversión y detenido en 2017 y propuesto por el Foro Cívico). Los suplentes son: Griselda Colina (periodista del Observatorio Global de Comunicación y Democracia); Francisco Martínez (expresidente de Fedecámaras); Francisco Garcés (exministro de Chávez); Carlos Quintero (exrector del CNE); Leonel Parica (exfuncionario de la Gobernación de Miranda) Rafael Chacón (exviceministro de Educación) Gustavo Vizcaíno (exdirector del Saime); Saúl Bernal( exfuncionario del CNE); Conrado Pérez (exdiputado a la AN) y León Arismendi (opositor, y especialista en derecho laboral).
PASO POSITIVO
Las reacciones iníciales al nuevo CNE han sido discretas pero en su mayoría estiman que se trata de un paso positivo y alentador en la ruta de la reinstitucionalización del país. El ex-candidato presidencial de la MUD Henrique Capriles lo saluda con optimismo al igual que varios dirigentes que hasta el pasado diciembre, a propósito de las elecciones parlamentarias, exaltaban la abstención como única vía para el cambio. Vicente Díaz exrector del ente comicial y miembro de los equipos negociadores de la oposición estima que se trata de un “CNE histórico”; Fedecámaras oficialmente expreso apoyo a la nueva integración del organismo y voceros de la Mesa de Diálogo Nacional, creada en 2019 y que promovió el voto e 2010, reivindican haber definido una línea, entonces cuestionada por los miembros del “G-4” y que ahora algunos de esos factores consideran correcta. Por su parte, la dirigencia de Primero Justicia, Voluntad Popular, Vente Venezuela y desde el exterior el secretario de la OEA Luis Almagro y el senador republicano Marco Rubio denuncian como siempre un nuevo acto “colaboracionista.”
USA Y UE
L a reacción inicial de los gobiernos de la Unión Europea de la Casa Blanca parecen reflejar que se trata de un cambio (una concesión de Maduro), según algunos para facilitar la vía en procura de acuerdo con apoyo internacional para abordar la crisis nacional. SI bien ello es congruente con la postura de la UE y en particular con la reciente declaración del Papa Francisco contra la injerencia y la intervención extranjera, el mensaje de Washington pareciera indicar que se abandona la postura de Trump de condicionar cualquier arreglo a la previa salida de Maduro del poder. La declaración de la Unión Europea señala: “es el primer paso en el camino hacia un proceso electoral creíble, justo y transparente en el país latinoamericano”. Por su parte, Julie Chug, Subsecretaria Interna de Asuntos del Hemisferio Occidental del Departamento de los Estados Unidos declara: Estados Unidos apoya una solución integral y negociada a la crisis en Venezuela que aborde todos los aspectos de las condiciones necesarias para unas elecciones libres y justas; depende de los venezolanos decidir si el nuevo Consejo Nacional Electoral (CNE) contribuye a este fin”. La diplomacia se hace con pocas palabras.