Mozart, el concierto de una muerte
Bulevar 20/02/2019 05:00 am         


Nunca sabremos a ciencia cierta la naturaleza de la enfermedad mortal de Wolfgang Amadeus Mozart



El 5 de diciembre de 1791, apenas una hora después de la medianoche, y con solo treinta y cinco años, moría Wolfgang Amadeus Mozart, considerado por numerosos estudiosos como el más grande compositor de la historia. Han pasado ya doscientos veintiocho años de aquella muerte, pero a día de hoy los enigmas en su torno permanecen irresolutos. Las diferentes hipótesis apuntan a enfermedades como bronconeumonía, fiebre reumática aguda, triquinosis, insuficiencia renal, sífilis, triquinosis letal, púrpura de Henoch-Schönlein, incluso mala praxis médica… Y envenenamiento.

El texto de Alexander Pushkin «Mozart y Salieri» y la posterior obra teatral de Peter Schäffer «Amadeus», llevada al cine por Milos Forman en una película ganadora de ocho Oscars, sugerían esta idea conspiratoria y señalaba al compositor Antonio Salieri, gran rival de Mozart, como el culpable. La teoría la puso en pie el mismo Mozart, convencido en sus últimos días de que estaba siendo envenenado, como se cita en la biografía del músico que publicó Franz Xaver Niemetschek en 1798, apenas siete años después de su muerte.

«En su vuelta a Viena -escribió Niemetschek refiriéndose a Mozart-, se incrementó visiblemente su indisposición y lo hizo estar terriblemente deprimido. Su esposa estaba realmente apenada por ello. Un día iba paseando por el Prater con él, para darle una pequeña distracción y entretenimiento y, estando sentados, Mozart comenzó a hablar de la muerte y afirmó que estaba escribiendo el “Réquiem” para sí mismo. Las lágrimas comenzaron a caer por los ojos del sensible hombre. “Siento definitivamente”, continuó, “que no estaré mucho más tiempo; estoy seguro de que he sido envenenado. No puedo librarme de esta idea”».

Precisamente las circunstancias del encargo del citado «Réquiem» han contribuido a adornar la leyenda y las especulaciones sobre la muerte de Mozart. En junio del mismo 1791, pocos días antes del nacimiento de su hijo Franz Xaver Wolfgang, el compositor recibió la visita de un misterioso hombre vestido de negro y que no quiso darle su nombre. Encargó al músico la composición de un réquiem, le adelantó algo de dinero y le anunció que regresaría en un mes.

Poco después, y cuando Mozart se disponía a viajar a Praga para escribir, por encargo de Leopoldo II, la que sería su última ópera, «La clemenza di Tito», recibió una nueva visita del misterioso hombre interesándose por su encargo, algo que sobresaltó al compositor. Aquel personaje (al parecer un enviado del conde Franz von Walsseg, llamado Franz Anton Leitgeb) y la escritura del «Réquiem» se convirtieron para Mozart en una auténtica obsesión.

Otra de las hipótesis sobre la muerte del genio austríaco apunta a un envenenamiento por parte de un compañero de logia masónica: Franz Hofdemel, oficial del Tribunal de la Corte y marido de una de las alumnas de Mozart, que al día siguiente de morir éste se suicidó. Esta teoría apunta a que para asesinar al compositor, Hofdemel había usado acqua toffana, un veneno que actúa con efecto retardado. Varios biógrafos -entre ellos Jean y Brigitte Massin y Francis Carr– tomaron en serio esta hipótesis, y en 1983 el público que asistía a un festival de música en Brighton (Inglaterra) le declaró culpable en el «juicio» que organizó el director artístico del certamen, Ian Hunter.

Aunque la leyenda del envenenamiento le aporta un halo literario muy acorde con la personalidad artística del personaje, lo cierto es que esta hipótesis se ha ido desvaneciendo con el tiempo, y hoy en día apenas se sostiene. El historiador Paul Johnson, en su biografía sobre Mozart publicada en 2013, escribió: «Se han escrito muchas tonterías sobre la enfermedad fatal, la muerte y el entierro de Mozart. Sus últimos días fueron descritos muchos años después por Sophie, la hermana menor de su esposa Constanze, cuyo testimonio tiene el valor de la inmediatez. Mozart había visto a los mejores médicos de Viena, y la causa oficial de su muerte fue hitziges Friesel Fieber (fiebre de campo severa). La historia de que fue envenenado es una fantasía total como lo es apuntar al compositor Salieri como su asesino».


Wolfgang Amadeus Mozart

Sin embargo, la desaparición del cadáver de Mozart -al parecer, sus restos fueron sacados de su tumba siete años después de su fallecimiento para reutilizar el nicho- propició la larga lista de teorías sobre su muerte y los posibles males que la causaron. El mexicano Adolfo Martínez Palomo escribió en su libro «Músicos y medicina» (2015): «A lo largo de más de cien años, aclarar las causas del padecimiento que llevó a Mozart a la muerte ha intrigado a profesionales de la medicina más que las de cualquier otro gran personaje histórico. La lista de artículos científicos sobre el tema, publicados en revistas médicas, es interminable; decenas de médicos hurgan en las numerosas biografías del compositor, analizan los testimonios escritos de sus contemporáneos y tratan de descifrar los registros de las autoridades de salud de la Viena de fines del siglo XVIII. La mejor prueba de la falta de consenso sobre este asunto es el hecho de que, hasta el año 2000, se han enlistado ciento cuarenta causas de la muerte de Mozart, así como veintisiete supuestas enfermedades mentales, casi todas resultado de la imaginación calenturienta y de la falta de oficio de profesionales de la medicina, pero solo aprendices de historiadores.
Mi conclusión es que nunca sabremos a ciencia cierta la naturaleza de la enfermedad mortal del compositor.







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