¡Bingo!, El juego de la suerte
Bulevar 25/10/2020 08:00 am         


Al llenar el cartón de un juego carnavalesco que llamaban "Beano", los nervios de una señora le hicieron gritar ¡bingo! De allí tomó su nombre el popular juego de azar



Por Eleazar López-Contreras


En los últimos tres cuartos de siglo, el juego de Bingo ha generado toda una industria de equipos y suministros que incluyen televisión de circuito cerrado, pelotas de celuloide, máquinas sopladoras de aire, cartones y marcadores, destinados, a las antiguas salas de Bingo.

El Bingo es una variante del lotto el que Edwin S. Lowe, un vendedor ambulante, vio que jugaban con cartones numerados en una feria del estado de Georgia, USA, en 1929. Los premios eran muñecas baratas y el juego era
llamado beano. Lowe decidió jugar pero no halló un lugar vacío hasta las dos de la mañana, cuando el operador despachó a todo el mundo para su casa.

En la suya, el frustrado Lowe invitó a unos amigos a jugar con unos cartones numerados, que también cubrían con habichuelas (beans). A todos les instruyó que gritaran beano!, apenas completaran una línea. Cuando lo hizo, una mujer estaba tan excitada que solo pudo tartamudear “¡B-B-B-Bingo!”.

Pronto apareció en el mercado el juego, producido por la Edwin S. Lowe Co., cuya oferta no hubiera pasado de ser una novedad, a no ser por un cura en Wilkes-Barres, Pennsylvania, quien estaba desesperado por reunir fondos para su iglesia, a través de un juego semanal de Bingo. Como la gente comenzaba
a perder el interés porque había muchos ganadores que tenían el mismo cartón, el padre llamó a Lowe y le pidió que le imprimiera cartones que no tuvieran duplicados.

Inmediatamente, Lowe contrató a un profesor para que le diseñara 6000 cartones diferentes (mezclas numéricas que logró mediante ciertas fórmulas, cuando no existían las computadoras). Esto lo proveyó de suficientes combinaciones de números originales, como para promover el juego a nivel nacional y crear una demanda, sin que hubiera repetición en los cartones que ofrecía. Pronto, miles de iglesias y otras instituciones del país recurrieron al Bingo como una forma expedita de recabar fondos; sin embargo, muy pronto el juego fue decretado ilegal.

Nueva Jersey fue el primer estado norteamericano en legalizar el Bingo, en 1954; luego siguieron otros estados. Hoy
día el juego no sólo es legal en todo el país, sino que las salas de Bingo constituyen una
poderosa industria a nivel mundial, con los consabidos cambios que obedecen a las nuevas tecnologías, ya que ahora no existen fichas sino marcadores (pues se deshacen de los cartones usados) y, en casos, ya no se utiliza el cartón sino la pantalla de una computadora.

Pero, como sea, su popularidad es tal que en docenas de países del mundo entero, cuando una persona grita ¡bingo!, es porque ha tenido la suerte de acertar en algo.







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