Cuando Sinatra causaba histeria
Bulevar 25/07/2021 08:00 am         


La fecha en que inició todo el barullo está fijada cuando el joven Frank Sinatra debutó como solista, el 30 de diciembre de 1943



Por Eleazar López-Contreras


La primera vez que Frank Sinatra pisó un estudio fue el 13 de julio de 1939; la última, el 14 de octubre de 1993. En su carrera memorizó 5 mil letras, pero las cientos de ellas que logró retener, también se le fueron escapando de la memoria, al punto que ya en 1985 tenía que valerse de teleprompters para ayudarse con las más sencillas como My Way. Sinatra se presentó en 5 mil conciertos y participó en 900
shows radiales y televisivos. Sus interpretaciones tocaban los sentimientos tanto del rudo camionero como los del más sofisticado erudito. Un último dato: cuando Jane Russell se presentó en persona en la exhibición de su película The Outlaw, precedido por una descomunal campaña impulsada por Howard Hughes, de quien era conquista y protegida, la taquilla batió el récord establecido en Chicago, recaudando 77 mil dólares en una semana. Sinatra superó ese monto en la misma ciudad con 93 mil. Para lograrlo, hubo de hacer 45 shows en una semana, cantando entre 80 y 100 canciones por día.

La parte emocional que transmitía el desgarbado, pero dinámico cantante, parecía afectar de una forma anormal a las muchachas que lo oían cantar, quienes gritaban, lloraban y hasta se desmayaban. Salvo estas mismas manifestaciones, las cuales ya habían sido vistas antes (cuando tocaba Artie Shaw y que
se acentuarían, al por mayor, con Elvis Presley y Los Beatles alrededor del mundo entero), era éste el primer caso de histeria colectiva en la historia de la música popular ante un cantante. El escenario era el del Teatro Paramount. La fecha en que inició todo el barullo está fijada cuando el joven Frankie debutó como solista, el 30 de diciembre de 1943. Desde ese día, el pandemonio juvenil era incontrolable. Antonio Benedetto, un adolescente en los años cuarenta, recuerda: "Cuando Sinatra se
presentaba en el Paramount, Broadway parecía que celebraba la noche de año nuevo". Años más tarde, quien esto rememoraba iba a ser generosamente catalogado por el propio Sinatra como “el mejor cantante en el
negocio” (“To me he’s the greatest singer in the business”). Se refería a su colega que lleva el nombre artístico de Tony Bennett.

En subsecuentes apariciones de Sinatra, en el mismo escenario, las embelesadas chicas no sólo se desmayaban sino que, en lugar de rosas, lanzaban sus prendas íntimas. Los críticos estaban atónitos; los soldados echaban chispas y hablaban horrores del delgado y desgarbado crooner (porque el cantante les robaba los millones de novias y esposas que habían dejado atrás). Los celosos soldados se preguntaban por qué este insignificante y presumido cantante no estaba en el frente peleando por su país. Si el cantante no estaba al frente de batalla peleando por su país (Sinatra tenía un tímpano perforado), entonces estaba defendiéndose de todo tipo de acusaciones. Dentro de esta barahúnda de insultos y críticas, un miembro del Congreso lo acusó de ser “el primer instigador de la delincuencia juvenil”, pues las estudiantes no asistían a clases por ir a verlo al Paramount. Sus presentaciones en ese teatro causaban tantos problemas, que el Jefe del Departamento de Personas Desaparecidas de la Policía de Nueva York lo responsabilizaba de ser el causante directo de que cientos de chicas se fugaran de sus hogares, por lo que recomendó que el “peligroso” elemento fuese exiliado a Nueva Guinea.







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