Si no te agarra el chingo te agarra el sin nariz dice sin ternezas el refranero popular. Podría aplicarse la ocurrencia a la circunstancia de Radio Venezuela y Radio Caracas. Con nombres que dan las coordenadas de dónde y todo lo demás, una, Radio Venezuela, es desvalijada. Los criminales dejaron desolado el espacio del oeste caraqueño desde donde la señal rebota las transmisiones, y las antenas repetidoras son ahora recuerdo.
El hampa desmanteló aparato por aparato, tubo a tubo, todos los cables. Gananciosas las ventas provenientes del robo, es negocio sacar metros y metros de cables, entre otras vías, por las costas de Falcón hacia afuera, para la comercialización contrabandeada. Muchos cables cortados por los que se enreda la comunicación en el país —dejan de repicar teléfonos, computadoras quedan con las pantallas en negro— los queman en las casas abandonadas del extinguido proyecto de Barrio Adentro. Ahora tomadas por los ladrones, echan humo. Allí queman los metros y metros de cableado robado hasta que le ven la médula, el cobre que quieren vender.
La otra emisora, Radio Caracas, quedó muda, sin cable a tierra, sin cable alguno, en tiempos de caos en ebullición y guerra fría en reedición. Venezuela en el radio de acción de medio mundo, suma más radioemisoras desenchufadas.