¿Fue Cipriano Castro un patriota?
Historia Identidad 20/02/2019 10:23 am         


“La planta insolente del extranjero ha osado horadar el suelo sagrado de la patria"...Toda Venezuela reaccionó indignada ante esta proclama de Cipriano Castro



Iniciador de la larga hegemonía andina, Cipriano Castro, era un político y militar tachirense cuyos rasgos de personalidad y de gobierno más notorios constituían su valor y arrojo personal, su belicosidad, su libidinosidad, su parlachinería, y su capacidad para la arbitrariedad y la confrontación con todo tipo de adversarios externos e internos que consumieron los nueve años de su gobierno.

Pendenciero en lo político, y desastroso y depredador en lo administrativo, le tocó manejar a un país que presentaba una situación precaria en sus finanzas públicas insuficientes para costear la maquinaria gubernamental y comprometida con una elevada deuda externa imposible de sufragar por la extenuada Tesorería Nacional. Desesperado ante lo precario de los fondos oficiales, el nuevo gobernante emprende una presión compulsiva sobre el incipiente capital financiero, sugiriéndoles primero y obligándolos después a suministrar sucesivos emprestitos al gobierno de incierta recuperación, lo que lo colocó en controversia con los banqueros caraqueños, a quienes expuso al escarnio público y obligó a erogar cantidades para auxiliar a las finanzas públicas.

En el manejo de la deuda externa, el comportamiento del gobernante no fue distinto, pues imposibilitado como estaba de afrontar la amortización y pago de los intereses y el capital de los compromisos de la República con sus acreedores internacionales, optó por negarse a cualquier negociación y avenimiento, por lo que las potencias extranjeras en un insólito acto de piratería y de violación del Derecho Internacional, optaron por implantar un bloqueo naval contra la indefensa Venezuela, que de pronto se halló en abierta confrontación con Alemania, Italia e Inglaterra, tres de los grandes poderes colonialistas del mundo.

Fue frente a esa vergonzosa circunstancia, donde se extendió la fama de Cipriano Castro como nacionalista y patriota, al pronunciar la famosa proclama donde comenzaba afirmando “la planta insolente del extranjero ha osado horadar el suelo sagrado de la patria". Toda Venezuela reaccionó indignada frente a este insólito atropello, e incluso se despertó una honda de solidaridad continental en repudio a una salvajada, que se ensañaba con un país desarmado e inerte, y gracias a la cual se activaron mecanismos diplomáticos que permitieron mediar para encontrar una solución negociada a la crisis.

El profesor Manuel Rodríguez Campos, prestigioso investigador y académico, en un detallado y muy bien documentado trabajo sobre el bloqueo de las costas de Venezuela de 1902, desmiente cualquier versión sobre la supuesta conducta patriótica y de efectiva defensa de nuestra soberanía emprendida por el general Castro, afirmando “…lo mismo puede decirse sobre el propósito de dejar sentada la disposición eventual de que el gobierno y el pueblo le hicieran resistencia a la invasión. No se conoce ninguna iniciativa en ese sentido. En todo momento, el gobierno de Castro desestimó tal posibilidad. Esto lo hace el castrismo al tiempo que busca desesperadamente un acuerdo con los invasores; el cual finalmente alcanza por mediación de la oligarquía caraqueña y la Embajada de EE.UU. y a costa de la aceptación de todas las condiciones impuestas por aquellos.”

En su análisis del conflicto y su desenlace, comenta el académico que el 17 de diciembre la Cancillería venezolana dirigió una nota al embajador norteamericano solicitándole en nombre de la República, que la representara ante las potencias agresoras. No obstante la renuncia de soberanía que este acto gubernamental representaba, se dejaron en claro las protestas jurídicas en una extensa exposición del canciller, pero en la práctica nos entregábamos, a la voluntad de las potencias invasoras y de los Estados Unidos.”

La tesis del catedrático universitario, él mismo la reconoce como hereje, frente a lo que ha sido la versión predominante sobre la actitud de Cipriano Castro y su Gobierno, ante el bloqueo y la invasión extranjera, pero afirma que “…sinceramente, en base a los elementos de cuyo manejo nos hemos ocupado en este trabajo, no vemos rasgos del tan cacareado nacionalismo atribuido a Cipriano Castro y a su grupo, por muchos autores; y no lo vemos porque por debajo de las declaraciones formales y de las poses heroicas y grandilocuentes aparece en todo momento una incongruencia pragmática que tiene todo lo contrario de las manifestaciones públicas y porque además en los resultados se comprueba la entrega total.

Concluye el investigador afirmando que “…las maniobras castristas sirvieron en 1902 y 1903 para crear la imagen de su nacionalismo y se perpetuaron en el plano de la ideología, para vendernos un Castro distinto del que en realidad era el “restaurador”.

Los hechos objetivos son, que luego de la famosa frase que denunciaba a la “planta insolente del extranjero”, Cipriano Castro y su gobierno, entregan los intereses de Venezuela, al embajador de los Estados Unidos Mr. Bowen, y que este concede a las potencias europeas invasoras todas sus reclamaciones contra la empobrecida y desarmada Venezuela, de modo que del dicho al hecho hubo un gran trecho.





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