El día en que Pérez Jiménez amenazó con pegarse un tiro
Historia Política 04/02/2019 11:02 am         


El 30 de noviembre de 1.952 es una de las fechas donde el pueblo venezolano, desafió temores y halagos para propinarle la más amplia y contundente derrota electoral a la dictadura militar



El 30 de noviembre de 1.952, es una de las fechas de mayor significación democrática y libertaria en nuestra historia Republicana. Rivalidades y mezquindades personales y partidistas, han impedido conferirle la simbología y trascendencia que tuvo como expresión del espíritu insumiso e indómito de la sociedad Venezolana.

Ese día se produjo uno de los acontecimientos memorables en nuestro devenir contemporáneo, cuando en las más precarias condiciones, el pueblo venezolano, desafió temores y halagos para propinarle la más amplia y contundente derrota electoral a la dictadura militar que colocaba su vota insolente sobre el país. Las figuras de Jovito Villalba y Mario Briceño Iragorry, actuaron como auténticos iconos de la dignidad y el coraje cívico para aglutinar el sentimiento de libertad colectivo.

Luego de haber amenazado, comprado conciencia, dilapidado y malversado bienes y dineros públicos, en la mas ventajista campaña electoral que hasta entonces había conocido Venezuela, la dictadura y su auténtico hombre fuerte y futuro dictador Marcos Pérez Jiménez, son sorprendidos por un resultado electoral que les es claramente desfavorable. Sorprendido, desmoralizado, aturdido y deprimido el Ministro de la Defensa, sin saber que hacer frente al repudio masivo de los venezolanos, corre a refugiarse en La Planicie, sede del despacho castrense, donde rodeado de altos jefes militares conjeturan sobre qué hacer frente a una realidad que les había dado en la cara.

Entre los comandantes de fuerzas, y jefes de agrupamientos, tampoco es unánime la posición sobre la actititud que debe asumirse; Pérez Jiménez plantea la disolución de la Junta de Gobierno, que preside Germán Suarez Flamerich, y que se conceda el mando único provisional, mientras se adoptan las medidas definitivas para burlar los resultados. En posición contraria se sitúa el coronel Félix Román Moreno Jefe del Estado Mayor, quien considera que quedándole poco tiempo al gobierno colegiado era inconveniente, proceder a su sustitución.

Un actor y testigo privilegiado de esos acontecimientos, el entonces teniente coronel Oscar Tamayo Suarez, Comandante de la Guardia Nacional, en un libro titulado “Frente a la realidad venezolana”, publicado años más tarde, brinda una versión de los acontecimientos, donde se recogen hechos desconocidos por el colectivo. El Comandante Tamayo ferviente partidario de Pérez Jiménez, se coloca entre quienes lo aúpan a tomar el poder desconociendo el resultado electoral, y disolver la Junta para proclamarse con el respaldo de las Fuerzas Armadas como Presidente Provisional de Venezuela.

Narra el para entonces Comandante de las Fuerzas Armadas de Cooperación, que “animado Pérez Jiménez, por su respuesta, le insinuó al coronel Moreno que firmara, y con asombro de todos, este hombre de reacciones lentas y de espíritu calmoso, se violentó en tal forma, que dándole un puñetazo sobre la mesa, le respondió “yo no firmo eso, y no me lo vuelva a insinuar, porque usted esta acostumbrado a que todos hagamos lo que a usted, le da la gana.”

Abatido, sorprendido y desconcertado frente a la contundente respuesta del alto jefe militar, Pérez Jiménez, sufre una crisis depresiva, que describe Tamayo Suárez “El Coronel Pérez Jiménez, ante aquella reacción que no esperaba, se llevó las manos a la cabeza exclamando “me voy a dar un tiro” y dirigiéndose luego al coronel Llovera Páez, a quien agarró por un brazo le dijo “vámonos Llovera, que esta gente arregle la situación”, dirigiéndose ambos al lugar donde habíamos dejado las gorras al entrar al sitio.”

El Comandante Tamayo, asegura en su recuento de los hechos, que gracias a su intervención, que logro detener a Pérez Jiménez y a Llovera Páez, y luego convencer al coronel Moreno, para que modificara su actitud y aceptara firmar la modificación de acta constitutiva del nuevo gobierno, que ahora mutaba hacia el mando unipersonal del titular de la Defensa, pudieron zanjarse las dramáticas diferencias y abrir las puertas a la consumación del fraude electoral y a los próximos cinco años de dictadura militar.


Oscar Tamayo Comandante General de la GN en tiempos de Pérez Jiménez.

Como suele pasar con todos quienes se prestan a servir a los déspotas y tiranos, Pérez Jiménez, pagaría al Comandante Tamayo, sus gestiones decisivas y su incondicionalidad, sometiéndolo a prisión y a juicio, acusándolo de ser el autor intelectual de la falsificación de cuadros del 5 y 6. Cuando cayó la dictadura Tamayo, que luego sería expulsado del país, pagaba prisión, por los cargos que le levantara el régimen que él había ayudado a consolidar.





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