El extraño libro de morillo
Historia 24/11/2019 05:00 pm         


Las Memorias del general Pablo Morillo, delatan su interés en defender sus actos políticos y militares y justificar decisiones crueles y expeditivas…



En julio de 1815 el general Pablo Morillo arriba a las costas venezolanas al frente de un magnífico ejército de 15.000 hombres y 36 barcos con pertrechos militares, al que el rey Fernando VII, restituido en el trono Español tras una larga guerra de liberación contra el invasor francés, encomienda la tarea de reconquista y pacificación de las Colonias Americanas, soliviantadas tras los sucesos que habían determinado la abdicación y prisión del monarca, y la proclamación de José Bonaparte como rey impuesto a los españoles. Durante seis años el general Morillo, a quien el rey otorga los títulos de “conde de Cartagena” y “Márquez de la Puerta”, librara duros combates para tratar de cumplir su cometido en Venezuela y en la Nueva Granada. El guerrero, que había destacado por su valor y destreza en la guerra contra los franceses, tendrá que enfrentarse a un medio y a unos adversarios muy distintos, que los desgastaran en recios y prolongados enfrentamientos y al final lo convencerán de la inutilidad de su empeño.

Criticado duramente por sus actuaciones en el cerco a Cartagena y por sus medidas crueles y patibularias en Santa Fe de Bogotá, Morillo con el pundonor y el profesionalismo de un auténtico soldado, publica un conjunto de descripciones y alegatos en justificación de sus procederes que se reúnen bajo el título de “Memorias del General Morillo”, las cuales fueron publicadas en París en 1826. En marzo de 2010, con motivo de la conmemoración de los bicentenarios de las independencias Americanas, el texto que permaneció por años en la anonimia, fue reeditado en Bogotá, Colombia, bajo el patrocinio de la fundación para la investigación y la cultura de Cali (FICA).

En la introducción de la reedición, con ocasión del bicentenario, Antonio Álvarez Moreno, bajo el título “Noticias Preliminar de un libro extraño” explica cómo fueron descubiertos los originales del mismo y las peripecias que condujeron a su primera reedición, veamos: “... Arturo Gómez Jaramillo, estudioso y pesquisidor descubrió en manos anónimas un libraco en Francés, con el título “Memorias de Don Pablo Morillo” adquirió aquello que se le ofrecía y con su competencia magistral se dedicó a traducirlo con paciencia y perseverancia. Al término de su bendita faena sometió su trabajo al equipo de publicaciones del Senado de la República que a su turno lo ha convertido en la positiva realidad de este libro, ofreciendo a la historia nacional un nuevo testimonio de la lucha emancipadora. El de este libro es un caso curioso, debió ser conocido en épocas distantes muy probablemente por historiadores y memorialistas interesados en temas, porque el testimonio de primera mano era invaluable, pero al parecer no lo fue”.

Sorprendido porque aquel texto de un testigo de excepción de la guerra de emancipación de Venezuela y la Nueva Granada no hubiera recibido el trato que merecía, el mismo Álvarez Moreno explica su contenido e importancia: “… Estas páginas de Morillo, no son propiamente unas memorias, si por así se entienden el detalle de una vida con sus intimidades y peripecias, con acciones y decisiones contadas en forma ordenada y sistemática”; y más adelante agrega: “el núcleo central de estas memorias tienen por escenario el campo venezolano la patria del libertador, sus ciudades, sus aldeas, sus llanuras y montañas cuyos nombres no son tan conocidos que, vagan envueltos en nuestra mente con las mejores memorias de nuestra epopeya. Morillo en cambio es menos preciso con la nueva granada. Hay como una discreta distancia entre sus recuerdos y nuestro país. Algunas veces aun parece que nos ignorara. Al fin y al cabo era un hombre de guerra y los solemnes habitantes eruditos y letrados de la distante y brumosa Bogotá no le interesaban. Al menos, mientras no llegó hasta la montaña para cegar en ella la mejor cosecha de valores intelectuales y de patriotas eximios.”

Precisamente una de las omisiones que se le señalan a Morillo, es su deliberada intención de no mencionar la gravedad de las medidas tomadas contra los habitantes de la capital granadina, Gerardo Rivas Moreno reseña: “…Tampoco habla Morillo del régimen de terror que instauró en Santa Fe, cuando fueron llevados al cadalso entre otros los ciudadanos Camilo Torres, Francisco José de Caldas, José Gregorio Gutiérrez, Liborio Mejía, Miguel Pombo, Jorge Tadeo Lozano, Crisanto Valenzuela, José María Cabal, José María Dávila, Prospero Carbonel, Policarpa Salavarrieta , Alejo Sabarain y Antonio Baraya”.

Morillo, quien es derrotado en su intento de tomar la isla de Margarita, bajo el control del general Arismendi, trata en su relato de minimizar sus errores y descalabros militares, pues como precisa el propio Rivas Moreno: “… Los analistas históricos afirman que la reconquista de Margarita fue un error militar de Morillo, pero él lo expresa como una equivocación. La exposición que realiza Morillo en sus memorias sobre las guerras de Venezuela en 1818 a 1820 es amplia y minuciosa como corresponde a un militar. Deja de lado muchos detalles a describir la derrota propinada por los republicanos, a su ejército en Calabozo, y es más explícito a la victoria de la puerta sobre nuestro ejército. Morillo es herido en la batalla de la Puerta o del Semen y por esa causa, Fernando VII, le dio el título de “Márquez de la Puerta”.

Las Memorias del general Pablo Morillo, delatan su interés en defender sus actos políticos y militares y justificar decisiones crueles y expeditivas, como las tomadas contra ilustres patricios en Santa Fe de Bogotá, donde dejó un rastro de sangre. El libro integra tres textos, el primero publicado en Caracas en 1820 bajo el título de “Manifiesto que hace la nación española al general Don Pablo Morillo, conde de Cartagena, Márquez de la Puerta y General en jefe del Ejercito expedicionario de Costa Firme, con motivo de las calumnias atroces y falsas publicadas contra su persona en 21 y 28 del mes de abril último en la gaceta de la Isla de León bajo el nombre de Enrique de Moyar”.

Esa primera parte de sus “memorias” estaba destinada a defenderse de los señalamientos sobre sus ejecutorias cumplidas en la Nueva Granada, que en España le formulara el patriota neogranadino Antonio Nariño, quien acusaba al general español de ser “el único obstáculo para la reconciliación de los españoles de los dos hemisferios”. La segunda parte de su texto recoge la correspondencia cruzada entre los generales Pablo Morillo, su segundo Miguel de la Torre, y el jefe del ejército libertador, general Simón Bolívar, que condujeron a la firma del armisticio y el tratado de regularización de la guerra suscrito en Trujillo en Noviembre de 1820. En el tercer capítulo se integra un manifiesto suscrito por el general Miguel de la Torre, sucesor de Morillo como jefe del ejército expedicionario Español, donde bajo el titulo “Manifiesto que para satisfacer al mundo entero por la conducta franca y excesivamente generosa tenida por el gobierno español, con el jefe de los disidentes de Venezuela, hace el general Don Miguel de la Torre, este explica las razones que condujeron a la ruptura del armisticio y a la reanudación de la guerra en 1821”.

Aun cuando las “Memorias del general Pablo Morillo “contienen una visión parcializada de la guerra emancipadora y de su papel en la misma, constituyen un testimonio excepcional, pues permite el contraste de puntos de vista y colocar sobre el tapete las razones y argumentos de quien en su momento fue bautizado como “El pacificador de tierra firme” y en quien Fernando VII confió sus mejores recursos y empeños para reconquistar su imperio americano.







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