Un 15 de febrero 1819, Bicentenario del Congreso de Angostura
Historia Historia 14/02/2019 09:57 am         


Bicentenario del Congreso de Angostura Por Jorge Rivas González, especial para eneltapete.com



Por JORGE RIVAS GONZÁLEZ, investigador histórico y cronista

En 1812 el canónigo chileno José Cortés de Madariaga junto a Juan Germán Roscio, Juan Paz del Castillo y Juan Pablo Ayala, sumados a los españoles Francisco Isnardi, Juan Barona, José Mires y Manuel Ruiz son remitidos prisioneros a España por Domingo de Monteverde y Rivas. Los ocho son condenados a cadena perpetua en Ceuta.

Roscio, Madariaga, Ayala y Paz, gracias a las gestiones de un comerciante inglés, Thomas Richards, son puestos en libertad en 1815. Madariaga parte hacia Londres, donde tiene oportunidad de conversar con políticos británicos de cierto rango acerca de la independencia de la llamada América Hispana. A principios de 1816 el canónigo llega a Jamaica, y casi un año después arribaría a Margarita. En Pampatar, el chileno publica un manifiesto abogando por la instalación de un gobierno representativo y federal. Le escribe a Bolívar expresándole la urgente necesidad de: “Restablecer el gobierno en receso con la división legítima de poderes; sin este simulacro, viviremos siempre desfigurados, menospreciados de todo el mundo, y lo que es peor, vendremos a ser víctimas de la anarquía”.

Le escribe a Mariño con ideas similares. El margariteño convencido de la necesidad de ejecución de la propuesta, convoca sin pérdida de tiempo a un Congreso.

El 8 de mayo de 1817 en la ciudad de San Felipe de Cariaco se reúne el Congreso. Concurren entre otros ilustres asistentes, Madariaga, Francisco Antonio Zea, Francisco Javier Mayz, Diego Bautista Urbaneja y Luis Brión. En tanto, Simón Bolívar ejecuta su Campaña en Guayana.
En su discurso Santiago Mariño habla en nombre del Libertador manifestando: “…Él haría lo mismo, si estuviera presente, que es instalar un Gobierno provisorio, conforme a la Constitución decretada por el Congreso venezolano, mientras reunidos los diputados para un nuevo Congreso, se procede a las reformas y modificaciones que se crean necesarias en nuestras instituciones políticas…” 

Al día siguiente, los participantes restauran el Gobierno Federal conformado por un Triunvirato: Francisco Javier Mayz, Simón Bolívar y Fernando Rodríguez del Toro como principales. Diego Vallenilla, Madariaga, y Zea, suplentes. Luis Brión es nombrado Jefe de la Escuadra y Santiago Mariño, se desempeñaría como Jefe de la Fuerza Armada. Se nombra un Poder Judicial, y se designa a La Asunción como capital de la República. Al no estar presentes Bolívar ni Rodríguez del Toro, el Triunvirato queda conformado de la siguiente manera: Francisco Javier Mayz, José Cortés de Madariaga y Francisco Antonio Zea. Aquí se evidencia que en este apresurado experimento civilista y constitucional, el Libertador es relegado a un segundo plano, perdiendo la Jefatura Suprema. El Congreso decide instalarse en Margarita.

Ante la intimidante noticia de la llegada del Pacificador Pablo Morillo a la isla, los congresistas se trasladan hasta Maturín, donde el Congreso es disuelto. Bolívar en una carta dirigida a Martín Tovar Ponte, expresa refiriéndose a este suceso: “…Aquí no manda el que quiere, sino el que puede…”

El Libertador concibe la imperiosa necesidad de dar por lo menos una apariencia constitucional a su causa, ya que Estados Unidos estaba negado a reconocer como gobierno legítimo al Ejército republicano. No quiere ser percibido por los extranjeros como un simple caudillo militar.

Bolívar constituye un Consejo de Estado el 30 de octubre de 1817, presidido por Luis Brión y con Francisco Antonio Zea como vicepresidente, ambos del fallido Congreso de Cariaco. 

Allí propone la convocación de un Congreso de Venezuela para el 1 de enero de 1819, instruyendo la designación de una Comisión que presente un proyecto acerca de cómo hacer elecciones populares, y un proyecto de reglamento que convoque un Congreso Constituyente en Venezuela. Treinta y cinco representantes conformarían el segundo Congreso venezolano. Para este magno suceso se ratifica el 1 de enero de 1819 como fecha de instalación.

En el discurso del Libertador se lee: “…El primer día de la paz, será el último de mi mando…”

Las dificultades propias del estado de guerra que se libra en la naciente República inciden en el retraso de los diputados de Barinas, Cumaná y Barcelona, circunstancia que retrasa la instalación del Congreso.  

El 15 de febrero se encuentran en Angostura veintiséis diputados de Caracas, Barinas, Barcelona, Margarita y Guayana, a éstas ha de sumarse la Provincia de Casanare de la Nueva Granada, y así sucesivamente se habrían de incorporar más provincias en la medida que fuesen liberadas, tal como lo había profetizado Bolívar en su luminosa Carta de Jamaica de 1815. Se estaba comenzando a materializar la unión política de Venezuela y la Nueva Granada. Bolívar sabedor del acierto de la estructura legal y civil del Congreso de Cariaco, desea realizar este trascendental evento propiciando el cese a la brevedad posible del gobierno militar ejercido por él.

A las 10:30 de la mañana, después de una salva de artillería, se reúnen los diputados en la Sala del Palacio de Gobierno. Simón Bolívar, con su uniforme de gala, comienza a leer su trascendental discurso, el cual había sido profundamente meditado. 

DISCURSO DEL LIBERTADOR

En su contenido puede notarse el énfasis en el concepto de República, Unidad y Educación. A pesar de que el Libertador se confiesa admirador del sistema federalista de gobierno, propone para nuestro país el sistema centralista, ya que lo considera apropiado en virtud de la devastación de la guerra, las enormes distancias y la despoblación. Para llegar a fundarla en estos términos, es absolutamente necesaria la educación. Inicia destacando el rol fundamental que ejerce el ciudadano para la consolidación de la República: “En este momento el Jefe Supremo de la República no es más que un simple ciudadano; y tal quiere quedar hasta la muerte.”

Destaca una propuesta controversial: El Senado hereditario. Bolívar considera que serviría como punto de equilibrio entre el gobernante y la población. Los Senadores desde su infancia, deberían recibir la mejor educación para poder ejercer de manera impecable tan alta responsabilidad. Esta propuesta sería rechazada por los diputados.

El Libertador establece la División Clásica de Poderes, con un Poder Ejecutivo robusto. Sobre la educación insiste: “La educación popular debe ser el cuidado primogénito del amor paternal del Congreso. Moral y Luces son nuestras primeras necesidades”.

Al concluir su eminente discurso, truenan los aplausos, el Libertador cede el mando a los representantes, y dirigiéndose a ellos, entrega su espada diciendo:  “Mi espada y la de mis ínclitos compañeros de armas están siempre prontas para sostener su augusta autoridad”. 

Termina aquel memorable acontecimiento. Simón Bolívar se prepara para sorprender al mundo con insólitas proezas militares nacidas de su sólido intelecto. Aún faltan cinco duros años para llegar hasta Ayacucho. ¡HONORES AL LIBERTADOR!







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