“Se escuchan extraños cantos que invitan a entrar, pero nadie sale”. Esa aterradora sentencia es el testimonio de quienes conocen muy bien el sitio. Suficiente como para espeluznar a cualquiera. Pero los lugareños dan fe de que es así y se esmeran en disuadir a quienes tengan en mente aventurarse por aquellos lados. En realidad, son depresiones geológicas situadas en la Sierra de San Luis en el estado Falcón, Occidente venezolano, a unos 450 kilómetros de Caracas. Se trata de una serie de huecos o cuevas de hasta 300 metros de profundidad y al menos 10 metros de diámetro, llamados Los Haitones. Son totalmente verticales y cada uno tiene diferentes diámetros, el más pequeño es de 12 m y el más grande llega a 300 m. El primero se ubica antes de llegar a Curimagua en la Sierra de Falcón.
El Haitón del Guarataro es la cueva de caliza más profunda en Venezuela. Tiene una profundidad de 305 metros y una longitud total de 640 metros. Fue explorada en abril de 1973 por miembros de una expedición de investigación británica y se determinó que está formada por caliza de arrecife del Oligoceno. Presenta una longitud interior de 640 mts y una altura libre máxima de 150 mts. “Es este descomunal hueco, de enorme de profundidad –explica Álvaro Montenegro quien llegó hasta allá- donde se cuenta lanzaban a los esclavos rebeldes en la antigüedad y también era utilizado como escondite de guerrilleros de la década de los sesenta”. Las formaciones geológicas de estas sierras son tan intrincadas, que los exploradores hablan de más de 300 haitones en la zona. Debajo de estas cuencas dicen que está el lago subterráneo más grande de Venezuela: Rito Acarite.
La Sierra de San Luis en el estado Falcón, es uno de los lugares más emblemáticos del país, mayormente conocida como Sierra de Coro. En verdad, esta gran formación montañosa (ubicada en el estado Falcón) de media altura, se compone de una conocida como la Sierra de San Luis y la otra como la Sierra de Churuguara. En sus estribaciones y valles intramontanos discurren hacia la costa los ríos que se originan en sus cumbres. Estas serranías tienen orientación Este-Oeste y forman parte de un sistema orográfico mucho más extenso denominado Sistema Coriano. Ubicada en el Parque Nacional Juan Crisóstomo Falcón, ofrece unas vistas espectaculares de la represa del Isidro y los médanos de Coro. En esta zona, de belleza inigualable, es admirable ver cómo la vegetación xerófila va cambiando para convertirse en bosque tropical muy lluvioso. ¡Hasta frío hace!
Las neblinas de la selva y sus bosques húmedos, albergan a la población de Curimagua, que es famosa por el movimiento del negro José Leonardo Chirinos en 1795, la primera rebelión independentista de Venezuela. Esta tierra posee paisajes y ecosistemas únicos, incluyendo la microcuenca del Curimagua, donde se observan cuevas de grandes salas y galerías y se sabe que existen grandes lagos subterráneos; el portal Venezuelaverde indica que el ejemplo más representativo lo constituye el lago formado en la cueva del río Acarite, el mayor de Venezuela. Son unas 42 las cuevas verticales que llegan a tener profundidades de hasta 300Mts. Se pueden visitar y explorar, siempre y cuando los guías lo permitan… y el coraje también. Ser valiente es requisito indispensable para introducirse en las cuevas o haitones, pues se dice que quienes allí entran, “no aparecen sino varios años después y sin la capacidad de hablar”. Se escuchan ecos gigantes, procedentes de unos 300 metros de profundidad y unos 10 metros de diámetro, luego de pasar el camino de los españoles por la sierra de Coro. Esa ruta es el lugar por donde se desplazaban los conquistadores y nada tendría de raro si esas historias tétricas pudieran haberse originado en el imaginario indígena para deshacerse de los forasteros a fin de asustarlos con semejantes historias.
Pero Montenegro, que no es explorador sino promotor turístico, asegura: “Vale la pena mil veces el viaje. En el caserío de Pecaya se produce el famoso licor “cocuy pecayero”, que tiene el honor de poseer hasta una denominación de origen que asegura su calidad única”. La leyenda de los “ceretones” abunda en estos pueblos de la sierra. Son seres humanos que se vuelven invisibles después de un proceso de iniciación. En la sierra protegen a los pobladores de los terremotos, pero también pueden hacer travesuras para provecho propio. Es proverbial la amabilidad de sus gentes pero, hoy por hoy, es muy raro el que se acerca por aquellos lados con pretensiones de “explorador”.