Los Pemones son una nación indígena venezolana que habita en la región sureste del estado Bolívar, desde Canaima hasta la Gran Sabana, y sus huellas presenciales traspasan la frontera territorial de los países vecinos, al sur de Venezuela. Hoy, son objeto de toda clase de vejaciones por causa de la defensa de su integridad territorial y de las demandas de sus comunidades que sufren, alejadas y desprovistas, los rigores que impone el drama humanitario que se vive en Venezuela.
Fray Cesáreo de Armellada, quien en 1936 se asentó en territorio pemón y durante casi dos décadas viajó intensamente por los parajes de la Gran Sabana, descubrió la riqueza lingüística, gastronómica, mitológica y social de los Pemones y aseveró que "de ellos hay mucho que aprender". Su territorio está delimitado por montañas en todos sus lados, y estos protegían al Pemón de extensas incursiones hasta principios del siglo XX. Los contactos continuos directos entre los pemones y los europeos, los venezolanos, los guyaneses y los brasileños fueron mínimos hasta después de 1900.
Si bien los datos etnográficos sobre ellos son escasos, los Pemones son parte de la familia de lenguas Cariban más grande e incluyen seis grupos, incluidos Arekuna, Ingarikó, Kamarakoto, Tualipang, Mapoyo y Macushi / Makushi (Macuxi o Makuxi en Brasil).
La primera persona no nativa que estudió seriamente los mitos y el lenguaje de Pemón fue el etnólogo alemán Theodor Koch-Grunberg, quien visitó Roraima en 1912. Los primeros informes de la década de 1770 indicaban incursiones y hostilidades entre Pemón en la región de Caroní, y los informes del siglo XIX se refieren a saqueos entre asentamientos en la zona de Roraima y en otros lugares. Sin embargo, no se han reportado guerras extensas entre los pemones durante los últimos 200 años.
Los Pemón tienen una rica tradición mítica que se fusionó con sus actuales creencias católicas y cristianas. La mitología pemón incluye a los dioses que residen en las montañas de la zona de los pastizales llamadas tepui. Las montañas están prohibidas para los vivos, ya que también son el hogar de espíritus ancestrales llamados mawari.
En febrero pasado, estos indígenas intentaron prestar apoyo a la entrada de ayuda humanitaria por la frontera con Brasil y fueron brutalmente reprimidos por los militares maduristas, los cuales dispararon sin piedad sobre esta comunidad asesinando a varios de ellos. El posterior apagón eléctrico los afectó de manera considerable y el hecho es que aún no se reponen de tanta penuria junta.
El diputado por el Estado Bolívar, Américo De Grazia, comentó para este reporte de Aleteia: “La situación para el pueblo pemón es cada día más preocupante. De hecho, se han desplazado comunidades enteras, por ejemplo la comunidad de Maurak, cuyos miembros han sido conminados por la fuerza a salir del aeropuerto de Santa Elena que ellos administraban pues fue construido dentro del espacio geográfico perteneciente a su comunidad, lo que obligó a que se instalaran en territorio brasileño. Allá están intentando replicar su comunidad de Maurak del otro lado de la frontera”.
El éxodo es masivo, una diáspora, al igual que ocurre en todo el país; el alcalde pemón, quien se enfrentó a la guardia por defender a su pueblo, sigue perseguido y está escondido, “no se sabe – agrega De Grazia- si en Villa Pacaraima o en Boa Vista, aunque no es público que esté allí ya que se sabe que hay operadores chavistas en el lugar que apuestan por su captura y se teme por su vida”.
Los capitanes indígenas sufren idénticas amenazas. “Otras comunidades indígenas están siendo desplazadas, como la de Cumaracapay la cual se traslada masivamente al norte de Brasil –sur de Venezuela-. La mayoría de los capitanes andan huyendo. No se sabe mucho de ellos. Existe gran incertidumbre en la comunidad pemona sobre su futuro, desde su accidentado presente”, informa el diputado que representa a los bolivarenses y, por ende, a las comunidades aborígenes.
Los Pemones están consustanciados con la naturaleza, con la que conviven y se funden, entre ríos, sabanas y tepuyes. En su lengua pronuncian las palabras que hacen alusión a los ríos Yuruaní, Ikabarú, Karuay. Con su vista contemplan la imponencia de los tepuyes Ptari, Chiricayen, Illú. En familia se llaman dakon (hermano), mumu (hijo), yenchi (hija). A los animales les dicen morok (pez), kaikuse (tigre), waira (danta).
A la naturaleza toda la abrigan con sus palabras tuna (agua), apok (fuego), conopo (lluvia). Y a los que llegan a visitarlos los saludan con Waküperömedatöu? (¿Cómo están ustedes?).
Conviven y se funden entre ríos,sabanas y tepuyes.
Esta étnia está a lo largo de la frontera con Guyana y Brasil. Son los habitantes comunes en la Gran Sabana y todo el Parque nacional Canaima. La mayoría es monógama, aunque está permitida la poligamia; el esposo pasa a formar parte de la comunidad de su mujer, teniendo además que servir, en parte, a los padres de ella. Tienen una tradición mitológica muy rica que continúa hasta el día de hoy, pese a la conversión de muchos pemones al catolicismo o al protestantismo. Están convencidos de que los espíritus de los muertos viven dentro de las montañas y pueden causar daño a los vivos. Las principales influencias externas han sido los misioneros capuchinos y adventistas. Las misiones capuchinas existen en Kavanayen, Kamarata, Uonken, Uriman y Santa Elena. Los asentamientos adventistas se encuentran en Yuruani, Apoipo, Morokmeru y Maurak. La extracción de diamantes en los lechos de la región ha tenido una fuerte influencia económica y social, particularmente desde 1945.
Tienen un cacique con poco poder y un piache, brujo o chamán, que curan las enfermedades comunicándose con el mundo de los espíritus. El conocimiento de las medicinas vegetales se mantiene comúnmente, y los maestros de las fórmulas mágicas (taren) proporcionan a otros invocaciones específicas que sirven para prevenir la enfermedad o para garantizar un resultado exitoso de una situación peligrosa, como el parto.
Habitan en casas circulares o rectangulares, de techo de paja y paredes de adobe o barrotes de madera y su artesanía tradicional es tan variada que lo incluye todo: cerámica, cestería y tejidos de algodón. Algunas mujeres son famosas por la calidad de sus cuencos de arcilla; la fabricación de cerámica no es una habilidad que posean muchas mujeres. Los buenos sitios de arcilla son limitados. Los cuencos de arcilla se fabrican principalmente en el área de Kamarata por mujeres que han adquirido la destreza de sus madres; los tazones se dispersan en la red comercial.
Se llaman a sí mismos ‘gente’. Los Pemones transcurren su vida dedicados a las labores de subsistencia basada en el cultivo de rubros como yuca, ocumo, batata y plátano. De estos rubros la yuca –el pan nuestro- resulta el más importante, ya que producen el casabe y el kachiri (licor). Su alimentación la complementan con la pesca. Adicionalmente se dedican a las labores de producción artesanal, a partir de los recursos que ofrece su entorno natural y recientemente al turismo. Los pemones son la naturaleza y es ella, esa gran casa común, lo que está siendo diezmado en estos graves momentos.